Los cascos de los caballos son sus uñas que crecen alrededor de dos centímetros por mes, así que los cascos deben ser recortados cada cinco o seis semanas, dependiendo del crecimiento del casco y del trabajo que realice el animal. Si se deja más tiempo sin herrar al caballo, se puede asentar la herradura —la herradura penetra en la palma del casco— y lo lesiona. Si se realiza antes el recorte se puede despalmar el casco del caballo —llegar a las partes sensibles del casco— produciendo mucho dolor y claudicación —cojera— en ambas situaciones. Se debe respetar la anatomía normal del casco y aplicar pomadas lubricantes o astringentes en caso necesario para resecar o endurecer el casco.